El Canto Coral es un excelente medio de expresión musical colectiva que fundamenta la práctica de la educación musical en las escuelas y, además, ayuda a trabajar aspectos personales y sociales de los niños y los jóvenes, tanto desde la vertiente del desarrollo personal, como de habilidades sociales y relaciones interpersonales, ayudando así en la adquisición de unas competencias básicas sólidas.
La incorporación de la expresión corporal en las interpretaciones de canto coral ha hecho que los cantores vivan la música coral de una manera diferente a la manera que se había entendido hasta hace relativamente pocos años.
El uso de la expresión corporal y coreografías parece ser una práctica cada vez más extendida en los encuentros que se llevan a cabo. Este uso del movimiento corporal en los conciertos de canto coral provoca en los directores de coros, cantantes y en el público asistente una nueva manera de entender y enfocar el canto coral que, hasta ahora, no era lo más habitual, pero que tiene mucho que ver con la evolución de la sociedad y con el que ésta espera.
Hay que valorar pues, cómo afecta la incorporación de coreografías en el canto coral infantil y juvenil y su aceptación por parte de los directores, cantantes y del público que asiste a los conciertos.
Este concepto proviene del concepto americano show choir, (originariamente swing choir) que aparece durante la década de los años 70 como actividad coral en los institutos de las regiones de la parte norte central de los Estados Unidos. En este caso, las interpretaciones corales cuentan con unas coreografías muy trabajadas y muy vistosas, combinando el aspecto más expresivo del propio movimiento con la estética del vestuario y del maquillaje.
El investigador musical José Gallardo expone que en los montajes corales actuales se pueden apreciar dos posturas claramente diferenciadas, la llamada performance dinámica y la perfomance tradicional que es la manera como se ha entendido tradicionalmente la interpretación del canto coral, donde el intérprete canta sin incorporar ningún movimiento o gesto voluntario. El punto de convergencia entre estos dos tipos de interpretación es precisamente el gesto musical o expresión musical.
A pesar de que el uso de la performance dinámica está cada vez más en alza, ésta no siempre es favorable para lograr una buena calidad vocal. Hay que tener una buena preparación y adquirir una técnica vocal precisa para que el gesto o movimiento corporal no tenga afectación en la emisión vocal y, a menudo, es una de las carencias de los coros escolares e, incluso, de los maestros que se encuentran al frente de estas formaciones.
Sin embargo, la gran aceptación del uso del gesto y las coreografías en las interpretaciones corales por parte de los cantantes (y del público que asiste a los conciertos), hace que se haga difícil limitar el uso de expresión corporal en los conciertos de canto coral sólo a aquellas corales bién preparadas vocalmente hablando. Lo realmente importante es que los coros escolares, orfeones y grupos vocales continúen existiendo y cantando, llenando de música auditorios, escuelas y salas de conciertos.